lunes, 20 de septiembre de 2010

LA GUERRA POR LOS PUERTOS

La historia nos ha enseñado que los pueblos siempre han peleado por tener la mejor salida al mar. Basta con recordar los conflictos de Bolivia con Chile y Perú por obtener una salida al mar.
Nuestra historia no es ajena a ese problema. Después de la declaratoria de independencia de Argentina, los gobiernos unitarios de Buenos Aires siempre quisieron “adueñarse” del puerto de Montevideo y, porqué no, hasta los propios brasileros.
Montevideo constituye un puerto natural a través del cual el comercio con el mundo se puede hacer en forma fluida.
Este cometario lo hacemos a causa de lo pasado por un pesquero de bandera española al que, los argentinos, no lo dejaron navegar por que “ellos” consideran “Zona Económica Exclusiva”. ¿Y por qué de esta negativa? De esa manera entorpecieron el viaje de dicho barco que venía a descargar en el puerto de Montevideo.
El barco español debió tomar rumbo a las aguas internacionales en dirección al puerto de Montevideo evitando aquellos límites de soberanía marítima argentina con bastante temor. Esta derrota impuesta le significó al barco una navegación extra de 187 millas, alargar el viaje 17 horas y el consumo extra de unos 6.400 litros de combustible.
El pesquero usa como base el puerto de Montevideo para efectuar operaciones de descarga de capturas y contratación de múltiples servicios. Finalmente la nave arribó a puerto donde trasbordo 700 toneladas de pescado directo de bodega a 24 contenedores refrigerados de 40 pies, zarpando nuevamente a la zona de pesca. Los contenedores fueron luego llevados a terminales donde pocas horas más tarde salieron en varios barcos de ultramar en dirección a Vigo, Corea, Klaipeda en Lituania, Rijeka, Aqaba en Jordania y San Petersburgo y Odessa en Rusia.
El pesquero en su anterior marea por la inseguridad jurídica que tiene hoy el Puerto de Montevideo, trasbordó sus capturas a un mercante en la bahía de Port Stanley.
Y aquí tenemos el otro problema: La guerra que nos hacemos nosotros contra nosotros mismos.
El trasbordo que realizan los pesqueros internacionales en el puerto de Montevideo es una valiosa veta económica generadora de empleos que a todo trance debemos cuidar de potenciales enemigos. Nada debe interferir con esta actividad que a lo largo de más de medio siglo y aún antes, le ha dado prestigio internacional a Montevideo y no es desconocido el ingreso anual de cientos de millones de dólares por venta de servicios y logística. Un buen punto de avance ha sido la decisión de la Administración Nacional de Puertos de llamar a licitación para la construcción de un muelle operativo en Capurro para barcos pesqueros internacionales.
Por último esta disposición argentina afecta económicamente a estos barcos y a otros potencialmente, y también al puerto de Montevideo involucrado indirectamente por el tema de las Malvinas como si nos faltaran problemas con la Argentina en estos últimos 150 años.
También debemos decir que pesqueros que desde hace años escalan en Montevideo, están realizando trasbordo de pescado a mercantes en la bahía de las Malvinas omitiendo Montevideo por temor a sufrir una inesperada acción de embargo por presuntos reclamos salariales. Pero como las cosas en Montevideo parecen llevar un curso más normal, el "Costa do Cavo" asumió el desafío de hacer el actual viaje que resultó sin problema alguno. Sabemos que el Parlamento Nacional está trabajando para dar seguridad jurídica al Puerto de Montevideo, y que bien va a caer en nuestro ámbito marítimo local e internacional.
El comando del pesquero español y los expertos en estos temas dicen que al impedir navegar al barco pesquero por aguas territoriales o ZEE se violó la figura jurídica consagrada en la Convención del Mar del Paso Inocente: "… el Estado ribereño se abstendrá de:
a) Imponer a los buques extranjeros requisitos que produzcan el efecto práctico de denegar u obstaculizar el derecho de paso inocente; o
b) Discriminar de hecho o de derecho contra los buques de un Estado determinado o contra los buques que transporten mercancías hacia o desde un Estado determinado o por cuenta de éste".
En otra parte aclarando más el concepto dice: …
"El paso es inocente mientras no sea perjudicial para la paz, el buen orden o la seguridad* del Estado ribereño. Ese paso se efectuará con arreglo a esta Convención y otras normas de derecho internacional…".

(Fuente: El País Digital)

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