Hay que poner a esta señora en su verdadero lugar. Que encargue de los problemas que tiene en su país y no se meta con nosotros.
Que no se crea la “reina” del Virreinato del Río de la Plata. Nadie le va a reconocer ninguna autoridad, porque nadie se la dio y, ni siquiera tiene estatura moral para pretender dar cátedra.
¡Ay Presidenta!
Cristina Fernández de Kirchner no puede con su genio. En su agradecimiento a José Mujica por impedir que un buque de guerra inglés recalara en Montevideo no resistió la tentación de deslizar un comentario de tinte admonitorio. En efecto, tras unas palabras afectuosas, la presidenta tomó nota del diálogo de Mujica con el embajador inglés en Uruguay. "Por ahí leí que le habías explicado al embajador que querías preservar las relaciones con Argentina; pero yo creo que, además de eso, también es una defensa conjunta de la región porque vienen también a depredar nuestros recursos naturales", explicó la presidenta.
Podía haberse ahorrado esta parte de su mensaje en donde, con cierta impertinencia, le sugiere a Mujica lo que debió decirle al embajador del Reino Unido. Las relaciones entre Montevideo y Londres son asunto nuestro, y Argentina debería abstenerse de opinar al respecto. La decisión uruguaya con relación al ingreso del buque fue correcta. Coincide con similares decisiones tomadas en el pasado y es coherente con la postura de Uruguay en los organismos internacionales favorable a la reivindicación argentina sobre las islas Malvinas. Además, fue políticamente hábil pues coincidió con un momento de distensión en las relaciones entre los países del Plata.
Asimismo, fue acertada la comunicación de Mujica con el diplomático inglés pues para el Reino Unido todos los asuntos concernientes a las islas Malvinas son asunto de primer orden. En dicha comunicación nuestro gobierno quiso dejar en claro que esa decisión puntual respecto al buque no debía alterar las buenas relaciones entre Uruguay y el Reino Unido. Al respecto nada tenía que opinar la presidenta argentina.
El País Digital
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