sábado, 17 de julio de 2010

EDUCAR (Rubem Alvez)

Educar es mostrar la vida a quien nunca la vio. El educador dice “¡Miren!”, y al hablar señala hacia un punto. El alumno mira hacia el punto indicado y ve lo que nunca vio. Su mundo se expande y él queda más rico interiormente…
Y, siendo más rico interiormente, él puede sentir más alegría, que es la razón para la cual vivimos. Sentir más alegría y dar más alegría es la razón por la que vivimos.
Ya he leído muchos libros sobre sicología de la educación, sociología de la educación, filosofía de la educación, pero, por más que me esfuerce, no consigo acordarme de alguna referencia a educar a mirar o a la importancia de mirar en la educación, en ninguno de ellos.
La primera tarea de la educación es enseñar a ver…
Es a través de los ojos que los niños toman contacto con la belleza y la fascinación del mundo…
Los ojos tienen deben ser educados para que nuestra alegría aumente.
La educación se divide en dos partes: la educación de las habilidades y la educación de las sensibilidades. Sin la educación en las sensibilidades, la educación en las habilidades son tontas y sin sentido.
Los conocimientos nos dan medios para vivir. La sabiduría nos da razones para vivir.
Quiero enseñar a los niños. Ellos tienen, todavía, los ojos encantados. Sus ojos están dotados de aquella cualidad que, para los griegos, era el inicio del pensamiento…La capacidad de asombrarse ante lo trivial.
Para los niños todo es asombroso: un huevo, una lombriz, la concha de un caracol, el vuelo de los buitres, los saltos de las langostas, una cometa en el cielo, un montículo en la tierra, cosas que los estudiosos no ven.
En la escuela aprendí complicadas clasificaciones botánicas, taxonomías, nombres en latín, pero todo eso lo olvidé. Pero ningún maestro jamás llamó mi atención para ver la belleza de un árbol o lo curioso de las simetrías de las hojas.
Parece que, en aquel entonces, las escuelas estaban más preocupadas en que los alumnos decorasen las palabras que con la realidad para la que ellas se dirigen.
Las palabras tienen sentido solo si nos ayudan a ver un mundo mejor. Aprendemos palabras para mejorar la vista.
Hay muchas personas con la visión perfecta, que nada ven. El acto de “ver” no es algo natural, es necesario ser aprendido: la caridad, la compasión, la generosidad y el cuidado de los demás.
Cuando la gente “abre” los ojos, abre las ventanas de su cuerpo y el mundo aparece reflejado dentro de cada uno.
Jardines hermosos hay muchos pero solo trae alegría el jardín dentro de la gente.
Son los niños que, sin hablar, nos enseñan las razones para vivir. Ellos no tienen conocimientos para transmitir, sin embargo ellos saben lo esencial de la vida.
Los niños no tienen ideas religiosas, pero tienen experiencias místicas. La experiencia mística no es ver seres de otro mundo, es ver este mundo iluminado por la belleza.

Rubem Alvez nació el 15 de setiembre de 1933 en el Estado de Minas Gerais. Maestro en Teología, Doctor en Filosofía, psicoanalista e profesor emérito de Unicamp. Tiene tres hijos y cinco nietas.
Poeta, cronista de lo cotidiano, relator de historias, Es uno de los más admirados y respetados Intelectuales de Brasil.
Ama la educación como fuente de esperanza e transformación. Ama a todas las personas, pero tiene un cariño muy especial por los alumnos e profesores
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