domingo, 12 de diciembre de 2010

La educación en caída libre

¿A alguien le quedaba alguna duda?



Cada vez más lejos, perdiéndose en el horizonte, resuenan las palabras del Presidente Mujica cuando al asumir anunció el reto fundamental de su mandato: "Permítanme un pequeño subrayado: educación, educación, educación. Y otra vez, educación. Los gobernantes deberíamos ser obligados todas las mañanas a llenar planas, como en la escuela, escribiendo cien veces: `debo ocuparme de la educación`". La terca realidad se ha encargado de situar ese desafío en el campo de las utopías o de una meta que se pretende alcanzar transitando el camino en marcha atrás. Imposible. Y mucha culpa o responsabilidad tiene el mismo Presidente en eso.
El domingo pasado El País publicó un reportaje a la actual directora del Liceo Bauzá, Graciela Bianchi, abogada, escribana, profesora de Historia del IPA y ex secretaria administrativa del Codicen desde el 2007, que se reconoce como frenteamplista independiente y en julio renunció a ese cargo de confianza. Entre 1994 y 2005 ya había dirigido el Bauzá y con el advenimiento del FA fue entre 2005 y 2007 prosecretaria general de Secundaria y luego llegó al Codicen. Un currículum pesado que le da autoridad para estampar en la renuncia su decisión de "no ser partícipe de la caída libre" de la educación pública y reconocer luego que "acá el problema es general, de Primaria, Secundaria, UTU y Formación Docente. Y hemos fallado absolutamente en todo".
Bianchi señala que "la gota que colmó el vaso fue la pérdida total de la esperanza de que con la nueva administración cambiará algo". Y eso se frustró: "Cuando se seleccionaron las autoridades de la educación en la administración anterior, no se buscó la idoneidad técnica, sino la pertenencia a determinados sectores políticos. Y en este período volvió a pasar lo mismo, y peor todavía".
Solo cuarenta y ocho horas después de las afirmaciones de Bianchi, se dieron a conocer los resultados de las pruebas PISA que evalúa a alumnos de 15 años de todas partes del mundo en comprensión lectora, matemáticas y ciencia, correspondientes al año 2009. Uruguay registra una caída de ocho puestos en el ranking: del 39 pasamos al 47. Estamos segundos en la región, solo superados por Chile, ¿pero esa deplorable situación es acaso un buen argumento para que haya 46 países por encima de nosotros y que hayamos caído ocho lugares?
El panorama se completó con la aparición del Anuario Estadístico de la Educación 2009. Por segundo año consecutivo aumentó la repetición en Secundaria en la enseñanza pública (en Montevideo, el 42% de los alumnos de primer año repitieron), lo que sumado a que muchos docentes y directores aplican un criterio de mayor "flexibilización" a la hora de determinar el pasaje de grado, la cifra es pavorosa.
Queda por ver el panorama docente. Un informe del Banco Mundial de agosto de este año, al señalar que los aprendizajes de casi la mitad de los alumnos uruguayos son insuficientes para entrar en el mercado de trabajo por "ineficiencias del sector educativo", destacaba que "para una educación de excelencia la clave está en los profesores". Aquí tenemos (datos del 2008) que sobre un total de 4,3 millones de horas de clase previstas en todos los liceos públicos, quedaron sin dictar un poco más de 600.000 horas clase, lo que representa casi un 15%. A lo que hay que agregar la inexistencia de control de faltas de los estudiantes que se da por muchos docentes, para redondear la conjugación completa del verbo "faltar", en presente, pasado o futuro. La cifra del ausentismo docente se agrava si se compara con el 2005: allí fue de 412.000 horas. Es decir, subió un 46%.
Este desquicio se da en un entorno de importantes incrementos de recursos para la enseñanza, donde se alcanzó el mítico 4,5% de un PIB que crece al galope con el viento a favor de la economía. Y piden más, al mejor estilo de Adeom. Como si la asignación de mayores partidas se viera reflejada en la calidad de la educación y, la realidad dice, que esto no es así. Ni de cerca. Ni mejor educación, ni mejores resultados, ni posibilidades de evaluación, ni control sobre los docentes que ascienden por el simple y absurdo criterio de la antigüedad. Lo que sí muestra la enseñanza es que está politizada, mandan los corporativismos y, como dijo la Dra. Bianchi, "hemos fallado absolutamente en todo".
No alcanza con llenar planas para detener la caída libre.

El País Digital

1 comentario:

La Ciudadana dijo...

Había leído el artículo y la verdad que se te paran los pelos de punta.

Esta señora que es frenteamplista confesa, dice todo lo que dice, imaginate lo que será la realidad.

El país así, está frito!