miércoles, 2 de febrero de 2011

¡QUÉ PAPELÓN! SOMOS UN PAÍS DE PAYASOS

Los subrayados son nuestros
Misión a Irán





HEBERT GATTO


El papelón generado por una delegación uruguaya integrada entre otros, por dos diputadas uruguayas disfrazadas de islamitas, en ocasión de reunirse con el mandamás iraní, pronto será olvidado. A lo sumo persistirá por un corto tiempo la sensación de incomodidad -de vergüenza ajena- que afloró al vernos representados por compañeras legisladoras, ataviadas como cuervos complacientes.
El tema no pasaría de otra "gaffe" de nuestra política exterior, como la del vicecanciller, preparando la gira de Mujica al Perú o las de Mujica filosofando en ese país, si no fuera porque en este militan razones más poderosas que el ridículo.
Cuando varelianos, feministas, batllistas, socialistas liberales, blancos ilustrados, católicos posconciliares, frentistas laicos, masones o ciudadanos con sentido común, turbados por lo que sienten un acto de sumisión y de renuncia a valores identitarios profundos, hicieron sentir su desaprobación, la delegación replicó con enfado y algunos argumentos.
Varios son ciertamente pedestres. Se trata -se dijo- de una misión comercial, no una dirigida a defender derechos humanos o mostrar nuestras diferencias con la república islámica, para eso existen otros ámbitos; el velo de las legisladoras fue una imposición protocolar que debe respetarse. En Latinoamérica, inspirado por el liderazgo de Brasil, hay un acercamiento a Irán. Otras justificaciones, fundadas en el relativismo cultural, son algo más consistentes y tienen larga jurisprudencia en la coalición de gobierno: los usos y la moral de cada cultura, se arguye, constituyen una unidad y deben ser juzgados en sus propios términos. Nada autoriza a los uruguayos a calificar valores ajenos, ello equivale a una intromisión indebida, cercana al imperialismo cultural: ¿qué nos habilita a pensar que nuestras costumbres son mejores que las correspondientes a otros ámbitos culturales?
Las respuestas a algunos de estos seudoargumentos son obvias. Las misiones comerciales se conforman con comerciantes, técnicos y eventualmente personal de los ministerios involucrados, no únicamente con legisladores, incluyendo entre ellos a la presidenta de la cámara de representantes; comerciar es bueno, malo es practicarlo al precio de la dignidad; el protocolo iraní respecto a las mujeres -hiyad (velo) y burqa (túnica oscura)- no es neutro, es el emergente de un contexto de sujeción y discriminación de la mujer que la conciencia crítica de la humanidad -no ésta o aquella cultura particular o nacional-, rechaza enfáticamente y que afortunadamente, es ajeno a nuestro país. Seguirlo es ratificar y desconocer la lucha feminista en Irán y fuera de él, para otorgar a la mujer la dignidad que le corresponde. En cuanto a la idea del relativismo moral, el mismo que habitualmente se utiliza cuando se argumenta que "la democracia en Cuba es un problema del pueblo cubano", significa, en este caso, callar y fraternizar con un régimen que desconoce el Holocausto, ejecuta opositores, lapida mujeres, impone a su pueblo una cultura hegemónica y opresiva, proclama a voz en cuello la desaparición de otro estado y hace escarnio de la democracia. Una vergüenza medioeval desgraciadamente extendida, que no amerita ni disfraces genuflexos ni hipocresías crematísticas.

El País Digital

1 comentario:

La Ciudadana dijo...

Querido amigo, pedir algo diferente de esta gente, es esperar demasiado.... Tantos países para comercializar y van justamente a Irán... todo dicho!