sábado, 29 de enero de 2011

EDUCACIÓN, OTRA VEZ

Realmente, frente al corporativismo que la propia izquierda se preocupó en armar en la educación pública, creemos que muy poco podrá hacer el Sr. Presidente. Todos los uruguayos clamamos por una educación más al alcance de quienes menos pueden, que forme a verdadera persona y no a seres que quedan marginados, aún cuando terminan ambos ciclos.

No es por ser pájaros de mal agüero, pero pocas son las posibilidades que le vemos a las intenciones de nuestro señor Presidente.


Desatando pasiones


Educación, educación, educación!". Por eso clamaba el Presidente como necesitad vital del país en uno de sus más enfáticos discursos de poco tiempo atrás. Tiene razón. Educación como seguridad, como tantas otras exigencias que ya no admiten espera, por más dinero que tenga la gente en el bolsillo para comprar algunos artículos suntuarios. (Como "oligarcas", los apostrofó).
Pero vinieron los números del PISA, y al entusiasmo siguió el sosiego. Se le hizo ver que la educación pública estaba en manos de Entes Autónomos, y que el Poder Ejecutivo tenía muy poca injerencia en el tema. Habría que agregarle que la izquierda fue siempre acérrima defensora de la autonomía plena de los entes de enseñanza. Pero es claro, una cosa es mirar de afuera, y otra cosa es tener la responsabilidad del gobierno. Entonces, ante la observación salió por peteneras con algunas palabras de compromiso, como que "siempre hay que apostar a la razonabilidad. Veremos". Sí, veremos cómo se hace para ir contra la prédica y la consolidación constitucional autonómica de la enseñanza pública.
Mujica admite que el Ministerio de Educación tiene poco que hacer justamente en la educación. Cosas que pasan, pero basta leer el artículo 51 de ese mastodonte que se transformó en la ley 18.437 de 12 de diciembre de 2008, para comprobar que el PE -o sea el Ministerio- tiene potestades prácticamente simbólicas, como desarrollar los principios de las políticas educativas nacionales, posibilitar la coordinación de la educación, y vaguedades por el estilo. Y esa ley la sancionó el Frente Amplio y la votó seguramente Mujica, entonces Senador. Pero el hoy Presidente no pierde el optimismo, porque la preocupación la tienen muchos educadores, según explicó, para rematar cuando al ser repreguntado sobre qué acciones habría de tomar, con este escapismo; "Déjeme no desatar pasiones antes de tiempo, déjeme hablar con ellos".
Hasta ahora, lo que se rumorea es el malestar de docentes, estudiantes, y directores de los entes de enseñanza por los propósitos del Presidente. Y la única pasión desatada ha sido la del ministro Ehrlich, quien anunció su disposición de llevar hasta el límite las facultades del Poder Ejecutivo en la materia, que no son nada.
Es una frase hecha. Lo que sí podría hacer, como respecto a cualquier otro Ente Autónomo de acuerdo con el art. 198 de la Constitución, es intentar destituir a los Directorios o Directores en caso de ineptitud, omisión o delito en el ejercicio de sus cargos o por la comisión de actos que afecten su buen nombre o el prestigio de la Institución a que pertenezcan. Y para eso necesitará venia de la Cámara de Senadores, que vista la relación del Presidente con su coalición política, no le va a resultar sencillo conseguir.
Y no hay más pasiones para desatar, ni medida razonable que tomar. Para mejorar lo que se necesita a gritos, que es, en definitiva, calidad en la educación pública, que va en relación inversamente proporcional al grado de su autonomía.
Lo rescatable de la actitud de Mujica, admitiendo que no tenemos derecho a dudar que sea cierta, es su preocupación por el tema, que salvo alguna discrepancia despreciativa de algún interesado en mantenerse en el cargo y cobrar su sueldo de docente o director, es dramático para las perspectivas de futuro del país. En buena parte por lo que a Mujica no le gusta, que es la bonanza de la gente que compra artículos costosos, como automóviles, y que la lleva a desinteresarse por completo de la educación de los jóvenes.
Es que en realidad la gran responsabilidad de lo que está sucediendo, la tenemos todos, la sociedad en pleno, las familias, que nunca se preocuparon ante las evidencias que rompían los ojos desde hace años en cuanto a que la escuela pública se convirtió en coto privado de caza de operadores políticos profesionales con el objetivo de lavar cerebros.
La pasión a desatar, entonces, sería la que impulsara reformar todo y a empezar de nuevo.
Llevará tiempo y lágrimas. Ojalá que no más.

El País Digital

2 comentarios:

La Ciudadana dijo...

Acá no interesa tener gente culta o pensante, y eso lo estamos viendo no sólo en el diálogo, en la forma de escribir, de expresarse, lo vemos en todas las áreas de la vida, el comportamiento de la gente cambió, los nuevos jovenes, aquellos que son hoy profesionales, incultos y maleducados, sin mencionar los horrores ortográficos, la falta de reflexión, porque todo esto se consigue con cultura en los centors educativos y con educación en casa!

etropo dijo...

Desde que comenzó aquello de "no quiero que mi hijo pase las que yo pase´", se le comenzó a dar a los niños todas las facilidades y comodidades que muchos de nosotros nos las teníamos que ganar con trabajo, esfuerzo y sacrificio. Así aprendimos. Fuimos educados en el esfuerzo, en la valoración de nuestros logros, nos tuvimos que dar la cabeza contra la pared para aprender, y respetar a aquel que ya lo había hecho antes y que lo único que nos dejaba eran consejos.